viernes, 23 de noviembre de 2012

LA HISTORIA Y EL FRUTO DEL MENSAJE MODERNO DE SALVACIÓN


He aquí un pequeño informe acerca de algunas de las conclusiones a las que ha llegado nuestra comunidad en la búsqueda de la verdad. Aquí he tratado de reunir algo de la valiosa información que algunos de nosotros hemos desenterrado en la correspondencia que hemos tenido entre nosotros, y también con otros que han hecho preguntas concernientes a qué es lo que creemos.
Primero que todo, pienso que cada uno entre nosotros está de acuerdo en que la salvación es imposible sin la fe. Nuestra preocupación, sin embargo, es que en la mayoría de los círculos corrientes el entendimiento de la fe ha sido grandemente influenciado por el punto de vista evangélico o protestante. Tarde o temprano no podemos esperar que los frutos sean muy diferentes.
El hermano David Keeling comenzó a ver los malos frutos que produce el ampliamente aceptado punto de vista popular de la salvación en el cristianismo evangélico. Este punto de vista, el cual es llamado a veces “El Camino Romano”, consiste en mostrarles a los incrédulos una serie de textos en la Epístola a los Romanos con el propósito de que ellos admitan que están en pecado, para luego arreglarlo todo por medio de la “Oración del Pecador”. El resultado de esto es una experiencia inicial donde la persona cree que ha sido “Salva” o ha “Nacido de Nuevo”. Este mensaje de “oración de fe” inicial puede encontrarse en cualquier lugar, desde un tratado o literatura evangelística popular, hasta en la contraportada de la Biblia de los Gedeones. Puede que haya algunas variaciones en la forma como es presentado este mensaje, pero los principios básicos son aceptados por casi cada grupo, desde los sencillos grupos anabaptistas conservadores hasta los más liberales protestantes evangélicos.
Este informe es para aquellos que, como yo, hemos sido confundidos con este mensaje; es para aquellos quienes han visto los malos frutos que resultan de esta enseñanza; para aquellos quienes han experimentado duda y confusión, o han luchado con sus conciencias y están buscando respuestas.
Una luz en todo esto ha sido para mí el hermano David Keeling, un hombre de granja que tiene un poco usual sentido común en cuanto a la insensatez del mensaje moderno de salvación. Él hace esta pequeña analogía: cuando plantas un campo de maíz y la semilla no germina, o germina y no se parece en nada al maíz, ¿qué haces? ¿Buscarías más de la misma semilla y sólo plantarías más de la misma? ¿Le pondrías más fertilizante? No. Tú revisarías para ver si las semillas están mal. Sin embargo eso es lo que la mayoría de las personas están haciendo. Ellos saben que no están consiguiendo los resultados que deberían obtener del mensaje que están predicando, entonces predican más del mismo mensaje muchas veces, imprimen más tratados y literatura con el mismo mensaje, le añaden algo de música (quizás una banda de rock), suben un poquito más el volumen. Pero, espera un momento, ¿ninguno ha tenido el juicio suficiente para detenerse y revisar la semilla y averiguar si es mala semilla y quizá investigar de dónde vino?
Eso es lo que intentamos hacer en este informe. Trataremos de echarle una mirada al origen del mensaje moderno de salvación, dónde se ha infiltrado, mirar sus frutos y ver a dónde está llevando. A través de este ensayo mencionaremos a los anabaptistas. Si tú ignoras qué es el anabaptismo, te informo que fue un movimiento cristiano del Reino que salió de la reforma del siglo XVII. Este ensayo se refiere a los anabaptistas primitivos, así como a los modernos, pues conocer algo de la historia de los anabaptistas es definitivamente útil para entender qué es lo que estamos tratando de comunicar.



1. Qué enseñó Martín Lutero acerca de la salvación
Primero démosle una mirada al comienzo del protestantismo evangélico. Aquí tenemos el testimonio del mismo padre del protestantismo, Martín Lutero, y cuál fue su experiencia y mensaje de salvación. Lutero escribió:
“Sin importar cuán irreprochablemente vivía como monje, me sentía ser un pecador en la presencia de Dios. Mi conciencia me molestaba demasiado. No podía creer que agradaba a Dios con las cosas que hacía para ganarme su favor. No amaba a Dios ni a su justicia. De hecho, lo odiaba – si no con una blasfemia abierta, por lo menos con gigantescas murmuraciones en mi corazón. Estaba indignado con Él, pensando que encima de condenarnos a nosotros, los miserables pecadores, a la destrucción eterna a través del pecado original y oprimirnos con toda clase de calamidades a través de la ley y de los diez mandamientos, Él había añadido tristeza sobre tristeza al darnos el evangelio (imposible de obedecer) a través del cual su Ira finalmente caería sobre nosotros.
De esta manera luché feroz y desesperadamente con mi conciencia, mientras seguía abriendo las epístolas de Pablo, consumido de un deseo de saber lo que quiso decir…
Entonces, al fin, empecé a entender la justicia de Dios. Empecé a ver que el hombre vive por el don de Dios, que es por fe. Empecé a entender que la justicia de Dios revelada en los evangelios debe ser tomada en una manera pasiva, y que Dios justifica a los hombres, no por obras, sino por fe, como está escrito: “El justo por la fe vivirá.” Cuando entendí esto, me sentí nacido de nuevo y sentí haber entrado por las puertas abiertas del paraíso mismo”. [Del prefacio de Las Obras Completas de Lutero, que él preparó para su publicación en 1545]
La siguiente cita es de un antiguo anabaptista llamado Michael Schneider, escrita mientras él estaba prisionero en el castillo de Passau, Bavaria, la cual refleja su mensaje de salvación…
“Escúchenme, todos los pueblos de la tierra. Escúchenme, jóvenes, ancianos, grandes y pequeños. Si quieren ser salvos, necesitan abandonar el pecado, seguir a Cristo el Señor, y vivir de acuerdo con su voluntad. Cristo Jesús vino aquí a la tierra para enseñar a los hombres el camino correcto por donde han de ir, para enseñarles a volverse del pecado, para seguirlo. El dijo: “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida, nadie viene al Padre, sino por Mí.”
El que anhela comunión con Cristo y que quiere tener parte en su reino, necesita hacer lo que Cristo hizo mientras estaba en esta tierra. El que quiere reinar con Cristo, debe primeramente estar dispuesto a sufrir por causa de su Nombre. El hombre que muera con Cristo en esta vida entrará con Él en el reino de su Padre, en gozo eterno. Pero el hombre que no sigue a Cristo no será redimido por la Sangre de Cristo y sus pecados jamás le serán perdonados. Aquellos que han tenidos sus pecados perdonados, no deben vivir más en el pecado.
Esto es lo que Jesucristo, nuestro Señor, nos enseña. Aquellos que vuelven a caer al pecado, rompen su pacto con Dios. Mayor pena y sufrimiento serán suyos–y se perderán para siempre.
No todos los que dicen “Señor, Señor” entrarán al reino. Sólo aquellos que guardan su pacto serán aceptados por Él. El que confiesa a Cristo ante el mundo y se para por la verdad hasta el final, será salvo.
Ayúdanos, oh, Dios, nuestro Señor, a esto, a que permanezcamos en Cristo–que siempre andemos según sus enseñanzas y no pequemos más, y que seamos una honra a su Nombre, ahora y para siempre… ¡y hasta la eternidad! Amén”. [De Ausbund 82. Citado por Peter Hoover en el libro “El Secreto de la Fuerza”]
Ahora, yo quisiera detenerme aquí por un momento y hacer una pregunta muy relevante. ¿Cuál sería la reacción si un hombre compartiera un testimonio similar al de Lutero en una audiencia anabaptista? ¿Se morderían los labios y estarían de acuerdo en que “este tipo es luterano”? ¿O exclamarían “¡Hombre, este tipo realmente tiene fe!”. La verdad es que tal testimonio sería cálidamente recibido entre una audiencia anabaptista. ¿Por qué? Porque muchos, si no la mayoría de ellos compartirían un testimonio similar.
Del otro lado de la cerca podríamos preguntar, ¿qué si alguien compartiera un mensaje similar al de Michael Schneider en la misma reunión anabaptista? ¿Sería cálidamente bienvenido, o sería acusado de promover una teología defectuosa?
Parece que la escatología de los modernos anabaptistas ha abjurado, causando que hombres como Michael Schneider sean una amenaza a sus descendientes más bien que una consolación. Tristemente, el evangelio del anabaptismo moderno se alinea más con el luteranismo que con el anabaptismo. No queremos detenernos en este punto y sacar ya nuestra conclusión final. Más bien, queremos hacer una mirada objetiva al mensaje de salvación de los anabaptistas primitivos y al de Lutero. Volvamos de nuevo donde el señor Lutero:
“No podía creer que agradaba a Dios con las cosas que hacía para ganarme su favor...”
Estaba indignado con Él, pensando que encima de condenarnos a nosotros, los miserables pecadores, a la destrucción eterna a través del pecado original y oprimirnos con toda clase de calamidades a través de la ley y de los diez mandamientos, Él había añadido tristeza sobre tristeza al darnos el evangelio (imposible de obedecer) a través del cual su Ira finalmente caería sobre nosotros.
De esta manera luché feroz y desesperadamente con mi conciencia, mientras seguía abriendo las epístolas de Pablo… Entonces, al fin, empecé a entender la justicia de Dios. Empecé a ver que el hombre vive por el don de Dios, que es por fe. Empecé a entender que la justicia de Dios revelada en los evangelios debe ser tomada en una manera pasiva, y que Dios justifica a los hombres, no por obras, sino por fe, como está escrito: “El justo por la fe vivirá.”
Cuando entendí esto, me sentí nacido de nuevo y sentí haber entrado por las puertas abiertas del paraíso mismo”.
Notamos aquí dos cosas que son dignas de señalar. 1) Note que el entendimiento de Lutero acerca del pecado original lo trajo a la conclusión de que el evangelio es imposible de obedecer, y que Dios es imposible de ser complacido. 2) Notamos también que Lutero llegó a su entendimiento del Evangelio a través de la Epístola de Pablo, en vez de entender las epístolas de Pablo a través del fundamento de las enseñanzas de Cristo. Este mismo acercamiento ha sido adoptado por la iglesia moderna, razón por la cual los nuevos conversos son conducidos a través de nueve versículos en Romanos y dos en los evangelios.
Quizás la más poderosa enseñanza de Lutero fue aquella de la “fe”. Básicamente, Lutero pensó que el hombre es incapaz de hacer algo para complacer a Dios. Jamás haremos nada que sea suficiente ante los ojos de Dios. Lutero sacó su conclusión de su adoctrinamiento católico, un adoctrinamiento que inevitable fue influenciado por la doctrina de Agustín sobre el pecado original. Esta doctrina fue la fuente de la frustración, blasfemia y murmuración de Lutero. Sin embargo, el encontró la solución cuando finalmente “entendió” del verdadero significado de la “fe”.
De acuerdo con Lutero, “la fe sola” era todo lo que el hombre necesitaba para ser salvo. De acuerdo con su definición, la “fe” no puede incluir obediencia a Dios. Él enseñó que la obediencia es algo que trabaja u obra para tu salvación, y tal actividad milita contra Cristo. Este concepto es un tiro doble que logra “convertir la gracia de Dios en libertinaje”, porque cualquiera que tenga el deseo de obedecer a Dios es inmediatamente bloqueado y tachado de “tormenta celestial”, mientras que aquellos quienes quieren sentarse en el medio y jugar con Dios, consiguen una gran área de faul para hacerlo. El lado opuesto de esta espada de doble filo es que creencia y obediencia llegan a ser dos principios separados y opuestos.
La innovadora definición de Lutero de “fe” la cual es sinónimo de “evadir nuestra responsabilidad” (“cop-out”) o de una “escapatoria” alivió su consciencia murmuradora y blasfema, dándole el sentimiento de ser “nacido de nuevo”. Algunos años después Lutero escribiría una carta a un compañero pastor amonestándole a ¡“pecar audazmente”! “porque somos predicadores de la gracia”.
2. Por qué Lutero odiaba a los anabaptistas
Lutero debe haber tenido buenas razones para poner en oscuros calabozos a hombres como Michael Schneider y otros como él, donde ninguno pudiera oírlos de nuevo. Pero, ¿qué era exactamente lo que tanto odiaba Lutero de los anabaptistas? Aquí está lo que algunos de sus enemigos tenían que decir acerca de ellos:
“Si investigas la vida y conducta de ellos al principio parece irreprochable, piadosa, modesta, atractiva; sí, por encima de este mundo. Aún aquellos quienes están inclinados a criticarlos dirán que sus vidas son excelentes”. Zwinglio, un reformador protestante en Suiza.
“Francamente confieso que en la mayoría de los anabaptistas hay una piedad y consagración, ciertamente un celo que está más allá de toda sospecha o alguna insinceridad. Pues ¿qué ganancia terrenal podrían esperar ganar por soportar el exilio, la tortura y crueldades indecibles? Testifico ante Dios que no puedo decir que por falta de sabiduría ellos son un tanto indiferentes a las cosas terrenales, sino más bien por motivaciones divinas”. Capito, el reformador de Estrasburgo.
La ironía es que Lutero concluyó que tal vida era imposible de vivir. En una carta a un compañero predicador él escribió:
“Si eres un predicador de la gracia, entonces predica una gracia
verdadera, no ficticia; si la gracia es verdad, tú debes llevar un pecado verdadero, no ficticio. Sé un pecador y peca audazmente, pero cree y regocíjate en Cristo aún más audazmente. Pues él es victorioso sobre el pecado, la muerte, y el mundo. Mientras estamos aquí tenemos que pecar. Esta vida no es el lugar donde habita la justicia, pero, como dice Pedro, buscamos unos nuevos cielos y una nueva tierra en los cuales mora la justicia…
Ningún pecado puede separarnos de Él, aún si fuéramos a matar o cometer adulterio miles de veces cada día. ¿Piensas que un tal cordero tan exaltado pagó simplemente un pequeño precio con un pobre sacrificio por nuestros pecados? Ora duro para que seas completamente un pecador”. [Weimar ed. vol. 2, p. 371; Letters I, "Luther's Works," American Ed., Vol 48. p. 281- 282]
Mientras Lutero concluyó que una vida justa era imposible de vivir – excepto en un estado justificado imaginario donde tú eres declarado justo aunque no vivas de esa manera – los anabaptistas estaban viviendo lo que ellos predicaban.
Volviendo al mensaje de Schneider:
“Si quieres ser salvo necesitas dejar el pecado, seguir a Cristo el Señor y vivir de acuerdo a su voluntad. Cristo Jesús vino a la tierra para enseñar a los hombres el camino recto a seguir, a enseñarles a volverse del pecado y seguirle.
El que desea comunión con Cristo y quiere hacer parte de su reino, necesita hacer lo que Cristo hizo mientas estuvo en esta tierra. Quien quiere reinar con Cristo debe primero estar dispuesto a sufrir por su nombre. El hombre que muere con Cristo en esta vida entrará con él al reino de su padre en gozo eterno. Pero los hombres que nos siguen a Cristo no son redimidos por la sangre de Cristo y sus pecados nunca serán perdonados”.
En su sermón, Michael constantemente afirma que el hombre es capaz de complacer a Dios, dejando el pecado, siguiendo a Cristo y viviendo de acuerdo a Su voluntad. La diferencia entre los anabaptistas y Lutero estaba justo en este punto. De acuerdo con Lutero, el pecado original impedía al hombre ser capaz de hacer la voluntad de Dios, y aún si él pudiera, sería contado como trapo de inmundicia. Aquí está un extracto del segundo artículo de la Confesión de Augsburgo del luteranismo, en la cual Lutero divaga acerca del supuesto problema del pecado original.
“Es también enseñado entre nosotros que desde que la caída de Adam todos los hombres que han nacido de acuerdo al curso de la naturaleza son concebidos y nacen en pecado. Esto es, todos los hombres están llenos de malas lujurias e inclinaciones desde el vientre de sus madres y son incapaces por naturaleza de tener verdadero temor de Dios y verdadera fe en Dios. Además, esta enfermedad innata y pecado hereditario es verdadero pecado y condena a la ira eterna de Dios a todos aquellos que no han nacido de nuevo a través del bautismo y el Espíritu Santo. En relación con esto son rechazados los pelagianos y otros quienes niegan que el pecado original es pecado, pues ellos sostienen que el hombre natural es hecho justo por su propio poder, despreciando así los sufrimientos y méritos de Cristo”.
En otro lugar Lutero dice:
“Ese artículo sedicioso de doctrina debería ser castigado por la espada sin necesidad de prueba adicional. Por lo demás, los anabaptistas sostienen puntos relacionados con el bautismo de infantes, el pecado original, y la inspiración, los cuales no tienen conexión con la Palabra de Dios, y son ciertamente opuestos a ella… Las autoridades seculares están también obligadas a reprimir y castigar abiertamente la falsa doctrina… Pues piense qué desastres sucederían si los niños no son bautizados? … Además de esto los anabaptistas se separan a sí mismos de las iglesias… y establecen un ministerio y congregación de ellos mismos, lo cual es también contrario al mandamiento de Dios. De todo esto llega a ser claro que las autoridades seculares están obligadas… a infligir castigo corporal a los ofensores … También cuando es un caso de solamente sostener algún punto espiritual, tales como el bautismo de infantes, el pecado original, y la separación innecesaria, entonces… concluimos que… los sectarios obstinados deben ser llevados a la muerte”. [Source: Dave Armstrong. "Pamphlet of 1536" in Martin Luther and The Protestant Inquisition (Janssen, X, 222-223; pamphlet of 1536)]
Esto fue como si Lutero estuviera diciendo: “Tenemos que mantener la doctrina del pecado original y cualquiera que quiera discrepar entonces recibirá el tratamiento de la estaca ardiente”.
Michael Schneider y los anabaptistas discreparon, y no solamente en la “doctrina”, sino precisamente en sus propias vidas. De acuerdo con Lutero, la vida justa de los anabaptistas supuestamente era una imposibilidad, sin embargo de alguna manera ellos estaban haciendo lo que Lutero no pudo hacer él mismo. Esto debió haber sido una real bofetada en la cara.
Los anabaptistas mostraron que las doctrinas favoritas de Lutero – pecado original y fe sola – no eran nada más que un manto para ocultar un cristianismo enclenque. El odio de Lutero hacia los anabaptistas provino de su rechazo a las doctrinas que él concluyó eran absolutamente necesarias al cristianismo mantener. Y para Lutero eran necesarias, porque sin ellas seguramente su máscara habría caído, revelando quién era él – un asesino. ¿Por qué querrías tu seguir la ideología de un hombre así?
3. ¿Puede el hombre complacer a Dios?
En comparación con el protestantismo, los anabaptistas tenían una posición diferente acerca de la responsabilidad del hombre ante Dios. Como mencionamos antes, Michael Schneider creía que el hombre era capaz de hacer la voluntad de Dios, y este deseo de complacer a Dios era precisamente el terreno para la salvación. Podríamos parafrasear a Michael diciendo: “Si tú no complaces a Dios no serás salvo”. En cambio Lutero entendió a Dios como un ser severo, insatisfascible. Cualquier cosa que el hombre hiciera en obediencia sería contada como inmunda ante los ojos de Dios. Los anabaptistas no vieron las cosas de esa manera. Michael declaró:
“Cristo Jesús vino a la tierra para enseñar a los hombres el camino recto a seguir, a enseñarles a volverse del pecado y seguirle a él…”
De acuerdo con Michael el propósito de la venida de Jesús a la tierra fue mostrar a los hombres cómo seguir Su ejemplo. Ni una vez él sugiere que el hombre es incapaz de vivir una vida así, sino más bien él afirmó que vivir una vida así es precisamente la base de la salvación.
“Pero el hombre que no sigue a Cristo no está redimido por la sangre de Cristo, y sus pecados nunca serán perdonados”.
De acuerdo con la perspectiva anabaptista, el hombre es capaz de complacer a Dios, y Dios espera tal deseo de sus seguidores; y la capacidad, o voluntad de hacerlo, no era el resultado de alguna experiencia de fe mágica, de la manera que postuló Lutero. Sino que más bien el deseo del hombre de hacer la voluntad de Dios era la sustancia de la fe.
Cita de “El secreto de la fuerza” acerca de la fe – No puedo encontrarla ahora. Dice algo como “fe es obediencia”.
Las enseñanzas de los anabaptistas primitivos acerca de la Salvación. (De “El Secreto de la Fuerza”)
Las palabras de Cristo en los evangelios, especialmente las del Sermón del Monte, eran para los anabaptistas, las seligmachende Lehre (“las enseñanzas de la salvación”–o “el plan de salvación”), a lo que el Antiguo Testamento era una introducción, y de lo que las epístolas del Nuevo Testamento daban testimonio. Los anabaptistas no consideraron con ligereza ni menospreciaron ningún libro de las Escrituras (de hecho usaron los libros apócrifos), pero para ellos los cuatro Evangelios eran la puerta de entrada al resto de la Biblia. De hecho, ellos creían que todo entendimiento de las Escrituras era un entendimiento erróneo, si no encajaba o concordaba con el ejemplo (la vida) de Cristo y con sus enseñanzas en los evangelios.
En los evangelios, los anabaptistas hallaron las enseñanzas de Cristo, a las que los siguientes pasajes eran, para ellos, la puerta de apertura:
Mateo 4:18-22: “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.”
Mateo 8:19-22: “Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.”
Mateo 9:9: “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.”
Mateo 16:24-25: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.”
Lucas 14:25-27: “Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.”
Lucas 14:33: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”
4. ¿Derrotó Lutero finalmente a los anabaptistas?
Los anabaptistas de antes hicieron una clara distinción entre su mensaje y el de Lutero. El encarcelamiento de Michael Schneider da testimonio de esto; había una diferencia. Pero ¿qué acerca de los anabaptistas de la era moderna? ¿Se adhieren aún al mensaje simple de Schneider? ¿O han sucumbido ante la teología de la fe sola de Lutero? Investigando, hemos hecho ya algunos descubrimientos sorprendentes.
En sus comienzos los anabaptistas resistieron al enemigo publicando tratados, escribiendo artículos y predicando contra las doctrinas de Lutero; y por un tiempo resistieron. Sin embargo, el tiempo se llevó a los mejores de ellos ?V la mayoría a una estaca ardiente. Pero finalmente, los anabaptistas restantes encontraron su camino a Norte América, sólo para caer dormidos ante la canción de cuna del sueño americano. Durante el transcurso del siglo XIX los anabaptistas llegaron al estado de coma. Y mientras los hombres dormían el enemigo se coló por sorpresa, cambiando el mensaje de la gracia de Dios en…
El pecado original en la corriente principal del protestantismo
Para entender dónde fue exactamente que las cosas se dañaron necesitamos darle una mirada más profunda al “gran sueño” del siglo XIX. Si trazamos las enseñanzas de este movimiento hasta sus orígenes, encontramos a Wesley como su fuente; sin embargo, la inspiración de Wesley provino de un balde de agua que le proveyeron los Moravos. Y la fuente de la cual los Moravos sacaron el agua para el sediento Wesley estaba contaminada con microbios de “Pecado Original” y bacterias de “Fe Sola”. Obviamente Wesley contrajo la enfermedad, la cual eventualmente encontró el camino para llegar a los menonitas. Para aquellos que les interese, mostraremos todo esto desde sus orígenes.
La idea de “pecado original“, tal como fue interpretada por Agustín de Hipona, fue afirmada por los reformadores Marín Lutero y Juan Calvino. Tanto Lutero como Calvino estuvieron de acuerdo en que los humanos heredan la culpa de Adam y están en un estado de pecado desde el momento de la concepción. Esta naturaleza totalmente depravada (la base para la doctrina calvinista de la “depravación total”) resulta en una completa alienación de Dios y la total incapacidad de los humanos para alcanzar la reconciliación con Dios basados en sus propias capacidades. No solamente los individuos heredan una naturaleza pecaminosa debido a la caída de Adam, sino que puesto que él era la cabeza federal y representativa de la raza humana, todos aquellos a quienes él representó heredaron por imputación la culpa por su pecado. Juan Calvino definió el pecado original en su Institución de la Religión Cristiana como sigue:
“El pecado original, por lo tanto, parece ser una depravación y corrupción hereditaria de nuestra naturaleza, difundida en todas las partes del alma, lo cual primero nos expone a la ira de Dios, y entonces también produce en nosotros aquellas obras que la Escrituras llama “obras de la carne” (Gál 5.19). Y eso es propiamente lo que Pablo a menudo llama pecado. Las obras que vienen de ella - tales como adulterios, fornicaciones, robos, odios, asesinatos, … - él por consiguiente las llama “frutos de pecado” (Gál 5.19-21), aunque ellas son comúnmente llamadas “pecados” en la Escritura, y aún por Pablo mismo”.
Como dijimos antes, John Wesley fue influenciado por las enseñanzas de Lutero sobre la depravación total. La Iglesia Metodista, fundada por John Wesley, sostiene en el Artículo VII de los Artículos de la Religión en El Libro de Disciplina de la Iglesia Metodista:
“El pecado original consiste no en seguir a Adam (como los pelagianos vanamente dicen) sino que es la corrupción de la naturaleza de cada hombre, que es engendrado naturalmente de la descendencia de Adam, por lo cual el hombre está muy lejos de la justicia original, y de su propia naturaleza inclinada al mal, y eso continuamente”.
¿Por qué los metodistas sostienen estas doctrinas? Tal vez porque John Wesley finalmente vino a la seguridad de la salvación a través de la influencia de Lutero. Su propio testimonio dice:
“Miércoles, Mayo 3 de 1738. Mi hermano había tenido una larga y particular conversación con Peter Boehler. Y ahora plació a Dios abrir sus ojos; así que él también vio claramente, qué era la naturaleza de esa única verdadera fe viviente, por la cual sólo a través de la gracia somos salvados.
Miércoles, Mayo 24. En la tarde fui muy desanimado a la sociedad en la calle Aldergate, donde alguien estaba leyendo el prefacio de Lutero a la Epístola a los Romanos. Cerca de las nueve menos cuarto, mientras él estaba describiendo el cambio que Dios obra en el corazón a través de la fe en Cristo, sentí mi corazón extrañamente calentado. Sentí que yo confiaba en Cristo, solo en Cristo, para salvación; y una seguridad me fue dada, de que Él había quitado mis pecados, incluso el mío, y me salvó de la ley del pecado y de la muerte.
Viernes, Mayo 26. Mi alma continuaba en paz, pero sin embargo en pesadez, debido a las múltiples tentaciones. Le pregunté al señor Telhig, el Moravo, qué hacer. El dijo: “Tu no debes pelear con ellas como lo hacías antes, sino huye de ellas en el momento que aparezcan, y refúgiate en las heridas de Jesús”.
Suena como si Wesley hubiera tenido también una experiencia de salvación como la de Lutero. Note cuán similar es la experiencia de Wesley a la de Lutero. ¿En dónde entran a jugar los anabaptistas en todo esto? Pienso que será interesante para usted saberlo. Si lee con cuidado, notará que Wesley estaba visitando un grupo en la calle Aldersgate. ¿Quién era este grupo? ¡Eran Moravos! Note el nombre de Peter Boehler y el señor Telchig, los Moravos. Estos tipos vinieron directamente de este avivamiento. Permítanos darle una mirada más de cerca a los moravos que estaban detrás de esto.
Como una nota al margen: sería bueno echarle una mirada a lo que los primeros moravos creían antes de este avivamiento. Me pregunto si ellos estaban originalmente en la senda que el reformador bohemio Juan Hus estaba enseñando en el siglo XV. Podría ser valioso investigar. Sin embargo, aquí miraremos cómo un joven noble alemán, el conde Zinzendorf, llevó a los moravos a un “moderno pentecostés”.
A continuación presentamos algunas citas tomadas de un libro titulado “Poder de lo Alto”, escrito en 1927 por el reverendo John Greenfield, un evangelista moravo que celebraba el 200 aniversario de el “Gran Avivamiento Moravo”. Si alguien quiere leer una versión abreviada puede encontrarla en el sitio web de Charity Gospel Tape Ministries. Está titulado: Power from on High. A Modern Pentecost The Moravian's and Count Zinzendorf, por John Greenfield.
“Los hermanos moravos habían surgido de las labores y martirio del reformador bohemio Juan Hus. Ellos habían experimentado siglos de persecución. Muchos habían sido asesinados, encarcelados, torturados o desterrados de sus hogares. Este grupo había huido para refugiarse en Alemania, donde el joven noble cristiano, el Conde Zinzendorf, les ofreció asilo en sus estados de Sajonia. Ellos llamaron a su nuevo hogar Herrnut, “la Guardia del Señor”. Desde allí, después de su bautismo en el Espíritu Santo, llegaron a ser evangelistas y misioneros”.
Suena como si ellos pudieran haber tenido alguna fe real antes de su encuentro con Zinzendorf…
“Temprano en 1727, la descontenta comunidad en Herrnhut estaba profundamente dividida y se criticaban los unos a los otros. Controversias acaloradas amenazaron con romper la comunidad. La mayoría eran de la antigua iglesia morava de los hermanos. Otros creyentes atraídos a Herrnhut incluían Luteranos, Reformados y Bautistas. Ellos discutían acerca de la predestinación, la santidad y el bautismo”. “El joven noble alemán, Conde Zinzendorf, abogó por unidad, amor y arrepentimiento”.
Note quiénes más estaban en compañerismo con Zinzendorf y cuál fue su solución para la unidad:
“Era una condición y no una teoría lo que confrontó en 1727 al joven noble en Herrnhut. Cómo unir en fe y amor a los piadosos pero disputadores seguidores de Huss, Lutero, Calvino, Zuinglio, Schwenkfeld, etc., etc., parecía un problema sin esperanza aparte de una intervención divina…”
“En Herrnhut, Zinzendorf visitó a todos los miembros adultos de la profundamente dividida comunidad. Él redactó un pacto instándoles a “buscar y enfatizar los puntos en los cuales ellos estaban de acuerdo” en vez de acentuar sus diferencias. El 12 de Mayo de 1727 todos ellos firmaron un acuerdo...”
Me suena como el comienzo del ecumenismo moderno…
“El 12 de Mayo de 1727… un espíritu de gracia, unidad y súplicas creció entre ellos. El 16 de Julio el conde derramó su alma en una oración acompañada con una inundación de lágrimas. Esta oración produjo un efecto extraordinario. La comunidad entera comenzó a orar como nunca antes.
El 22 de Julio muchos de la comunidad pactaron juntos, de común acuerdo, reunirse a menudo para derramar sus corazones en oración e himnos.
El Domingo 10 de Agosto, el Pastor Rothe, mientras lideraba el servicio en Herrnhut, fue inundado por el poder del Señor cerca del mediodía. Él se humilló hasta el polvo delante de Dios. También lo hizo la congregación entera (en éxtasis de sentimiento)*. Ellos continuaron hasta la media noche en oración y cantando, llorando y orando. El Miércoles 13 de Agosto de 1727, el Espíritu Santo fue derramado sobre todos ellos…”
“Su primera gran experiencia que le dio a los moravos tal poder espiritual fue una experiencia personal de salvación. La segunda gran experiencia que le dio a ellos tal poder espiritual y liderazgo fue el bautismo en el Espíritu Santo. Zinzendorf, quien nos dio el más profundo y vívido relato de este maravilloso suceso, dice que fue “un sentimiento de cercanía de Cristo otorgado en un momento único…” “Esta experiencia espiritual merece el rango de profundidad de conocimiento y alcance de influencia con las históricas conversiones de San Agustín, Martín Lutero y John Bunyan”.
¿¿¿Qué estaban ellos predicando???
“Los sermones moravos estaban solamente llenos de Cristo y su expiación como los himnos moravos. En una de las cartas del Conde Zinzendorf encontramos la siguiente declaración: “Nuestro método de proclamar la salvación es éste: Señalarle a cada corazón el cordero amante que murió por nosotros… por la predicación de su sangre… Nunca en el curso del argumento, apartarse ni un cuarto de hora del cordero amante; ni nombrar ninguna otra virtud excepto en él, y de él y a su cuenta; no predicar ningún mandamiento excepto la fe en él; ninguna otra justificación sino que él hizo expiación por nosotros…”
¿Llenos de Cristo? Llenos de un Cristo sin mandamientos. Me atemoriza; suena como si quisieran que Cristo sólo esté callado. Aquí está cómo esto afectó a Wesley…
“En 1736 John y Charles Wesley navegaron a América como misioneros anglicanos. Una compañía de inmigrantes moravos estaba también en el buque. Durante una terrible tormenta todos ellos enfrentaron el peligro del naufragio. John Wesley escribió en su diario: “A las siete fui a los alemanes. Había observado antes la gran seriedad de su conducta. De su humildad habían dado una continua prueba al realizar aquellos oficios serviles para los otros pasajeros de los que ninguno de los ingleses se encargaría; por los cuales no deseaban ni recibirían pago, diciendo, “que era bueno para sus orgullosos corazones” y “que su amante Salvador había hecho más por ellos”. Y cada día les había dado a ellos la ocasión de mostrar una mansedumbre, la cual ninguna injuria podía mudar. Si ellos estaban presionados, golpeados o echados abajo, se levantaban de nuevo y se iban; pero no se halla protesta en sus bocas. Aquí estaba ahora una oportunidad para probar si ellos estaban libres del espíritu de temor, así como del de orgullo, ira y venganza.
En la mitad del Salmo con el que su servicio comenzó, el mar rompió, rajó la vela principal en pedazos, cubrió el barco y se derramó entre la cubierta, como si el gran abismo ya nos hubiese tragado. Una increíble gritería empezó entre los ingleses. Los alemanes cantaban tranquilamente. Después le pregunté a uno de ellos: ¿no tenían miedo? Él respondió, “gracias a Dios, no”. Pregunté: “¿Pero no tenían miedo sus mujeres y niños?” Me respondió suavemente: “No, nuestras mujeres y niños no tienen miedo de morir”.
En Georgia, John Wesley buscó consejo espiritual del obispo moravo A. G. Spangeberg. De vuelta a Inglaterra en 1738 los hermanos Wesley llegaron a conocer íntimamente a los moravos, especialmente a Peter Boehler, quien llegó a ser más tarde un obispo moravo principal. En Marzo 4 de 1738, Wesley escribió en su diario: “Encontré a mi hermano en Oxford recuperándose de su pleuresía, y con él Peter Boehler, por quien (en las manos del gran Dios) yo estaba, el Domingo 5, claramente convicto de incredulidad, de la necesidad de aquella fe por la cual solamente somos salvados. Inmediatamente me asaltó el pensamiento: “Deja de predicar. ¿Cómo puedes tú mismo predicar a otros que no tienen fe?”. Le pregunté a Boehler si él pensaba que debería dejarlo o no. Él me respondió, “De ninguna manera”. Pregunté: ¿Cómo puedo predicar? Él dijo: “Predica la fe hasta que tú tengas fe”. Por consiguiente, el Lunes 6, comencé a predicar esta nueva doctrina, aunque mi alma empezó atrás del trabajo. La primera persona a quien yo ofrecí salvación por la sola fe fue a un prisionero bajo sentencia de muerte.
En ese entonces los metodistas y los moravos a menudo se reunían juntos para estudio bíblico y oración. El biógrafo de George Whitefield escribió: Whitefield comenzó el Año Nuevo (1739) tan gloriosamente como él finalizó el que justamente acababa de terminar. Recibió la comunión, predicó dos veces,… asistió a un banquete de amor moravo en Fetter Lane, donde pasó la noche entera en oración a Dios, salmos y acciones gracias; y entonces dijo: “este es el Año Nuevo más feliz que jamás había visto”. Este banquete de amor en Fetter Lane fue uno memorable. Además de los cerca de sesenta moravos, estuvieron allí presentes no menos que siete metodistas de Oxford, llamados John y Charles Wesley, George Whitefield, Wesley Hall, Benjamin Ingham, Charles Kinchin y Richard Hitchins, todos ellos clérigos ordenados de la Iglesia de Inglaterra. Wesley escribe: “Cerca de las tres de la mañana, como estábamos constantes en la oración, el poder de Dios vino poderosamente sobre nosotros, tanto que muchos lloraron de grande gozo, y muchos cayeron al suelo. Tan pronto como estábamos recuperándonos un poco de ese temor y asombro en la presencia de Su Majestad, estallamos en una voz “¡Te loamos, oh Dios; reconocemos que eres el Señor! Lo que Wesley estimó del avivamiento moravo que resultó en su propia conversión fue profético. Cuando Peter Boehler, nueve años más joven que él, dejó Inglaterra para ir a América varios meses después, Wesley registró en su diario: Peter Boehler dejó Londres para embarcarse para Carolina. ¡Oh qué trabajo había Dios empezado desde su llegada a Inglaterra! Uno tal que nunca vendrá a un fin, ¡hasta que pasen el cielo y la tierra! Peter Boehler escribió al conde de Zinzendorf, diciendo: “los ingleses se maravillaron mucho conmigo; y aunque yo no podía hablar mucho inglés ellos siempre esperaban que yo les hablara acerca del Salvador, Su sangre y heridas, y el perdón de los pecados”.
¿¿Quiere alguien escuchar acerca de las enseñanzas de Cristo??
“Algunos años después de su conversión Wesley escribió otro gran himno sobre la expiación: “Arise my soul arise!” Su teología y su lenguaje da testmonio del poder de la gran experiencia de salvación en la que bajo Dios lo dirigió Boehler. La tercera y cuarta estrofa son distintivamente moravas en su enseñanza y fraseología”.
Así que aquí lo tienen, así es como los moravos y Wesley quedan dentro del cuadro completo. Ahora examinaremos cómo los anabaptistas de Norteamérica contrajeron la enfermedad.
5. Cómo los menonitas llegaron a aceptar el avivamiento protestante
Después conseguido el “sueño americano”, los anabaptistas comenzaron a buscar algo que los despertara del estado de muerte espiritual en el que habían caído por medio de adquirir grandes tierras, sosteniendo y acumulando riquezas. Esto es lo que Stephen Scott tiene que decir en su investigación de la historia menonita:
Al principio los menonitas resistieron la conmoción del mundo religioso que los rodeaba. Entonces el movimiento de avivamiento de inspiración metodista se extendió a través de la población alemana de Pennsylvania en la última parte del siglo XVIII atrayendo a muchos menonitas. A mediados del siglo XIX, oleadas esparcidas de avivamiento y progresivismo habían creado movimientos significantes, muchos de los cuales llegaron a estar alienados del cuerpo principal de menonitas. Por el último tercio del siglo XIX, la mayoría de los menonitas estaban preparados para el cambio. Ellos no estuvieron ya satisfechos con las sendas de sus ancestros honradas por el tiempo. Dos hombres fueron responsables de conducir a la iglesia menonita al mundo moderno.
En 1858 un muchacho de veinticinco años de edad de trasfondo menonita alejado de su hogar en Bucks County, Pennsylvania aceptó una invitación que le dieron en una reunión de avivamiento presbiteriana en Chicago. El joven era John Fretz Funk y este simple acontecimiento inició un curso de inalterable cambio en la iglesia menonita. La conversión de Funk lo condujo al excitante mundo del avivamiento americano, y él al final él sería el instrumento para llevar a la mayoría de la iglesia menonita a su nuevo reino.
Si bien John Funk estaba enamorado de la vitalidad del evangelicalismo, él no deseaba abandonar su propia fe ancestral. En 1859, Funk regresó brevemente a Pennsylvania donde fue bautizado en la iglesia menonita. Funk apreciaba profundamente la iglesia menonita pero sentía que mucho se podría ganar con los métodos agresivos del protestantismo evangélico…
…Aunque Funk utilizó mucho material escrito por menonitas, también publicó un gran porcentaje de escritos de protestantes evangélicos. Las publicaciones de Funk consiguieron plantar las ideas populares del protestantismo americano por toda la iglesia menonita. John Funk fue ordenado como ministro menonita en 1865, lo cual ensanchó su esfera de influencia…
…Él también viajó ampliamente entre las comunidades menonitas y ayudó a dirigir las primeras series de “reuniones prolongadas” – como eran entonces llamadas las reuniones de avivamiento – en la iglesia menonita en Masontown PA en 1872. En 1879 John Funk invitó a un prometedor joven predicador menonita de Virgina, John S. Coffman, a unirse a su trabajo?K
Coffman dirigió sus primeras series de reuniones de avivamiento en Michigan en 1881 y tuvo cientos de compromisos de charlas durante los próximos años.
…El cambio radical que John F. Funk y John S. Coffman ayudaron a originar en la iglesia menonita durante la última parte del siglo XIX ha sido visto por algunos historiadores como el “gran despertar”. Funk y Coffman son vistos como héroes de la fe que rescataron a la iglesia del olvido. Algunos historiadores recientes, no queriendo inferir que la era antes de Funk y Coffman fue una era de muerte y letargo espiritual, se han referido más caritativamente a este período como un tiempo de “Quickening”. El final del siglo XIX vio cambios radicales en la iglesia menonita, transformando para siempre su énfasis e imagen… [Fuente: “An introduction to Old Order and conservative Mennonite Groups” by Stephen Scott. Peoples place books 12]
La historia se repite a sí misma
Saliendo del catolicismo muerto y buscando algo más, Lutero pensó que estaba promoviendo un verdadero despertar, regresando a lo que la iglesia primitiva había perdido. Sin embargo, no se dio cuenta de que sólo estaba siguiendo las ideas del pecado original y la depravación como las interpretó Agustín de Hipona. Éstas, junto con muchas otras ideas de Agustín, estaban lejos de lo que los cristianos primitivos realmente creyeron.
De igual manera, los menonitas, que habían caído en tradiciones religiosas muertas, estaban buscando algo más, esperando retornar a lo que habían perdido. Sin embargo, ellos fallaron en darse cuenta de que solamente estaban siendo influenciados por los modernos protestantes evangélicos con mucho celo y no por las sencillas enseñanzas de Cristo como sus ancestros. Quizás ninguno de ellos se detuvo a preguntar si el mensaje evangélico protestante era el mismo que el de sus ancestros anabaptistas primitivos. Si era el mismo, entonces ¿por qué estos avivamientos nunca resultaron en que los protestantes fueran capaces de acabar con el conflicto armado, cubrir a sus mujeres, y separarse del mundo?
Si no había un poder real en los avivamientos evangélicos para producir separación del mundo como la había entre los cristianos primitivos y los primeros anabaptistas, entonces ¿realmente podemos esperar algún resultado diferente entre la gente común que abraza las mismas ideas? Tal vez esta es la razón por la cual hay tal miedo entre ellos de irse al mundo. O quizás Lutero finalmente derrotó a los anabaptistas.
6. ¿Reconsideró alguien alguna vez?
EXTRACTOS DE LAS ACTAS DE ALGUNA CONVERSACIÓN TARDÍA ENTRE EL REV. WESLEY Y OTROS, EN UNA CONFERENCIA PÚBLICA, SOSTENIDA EN LONDRES, EL 7 DE AGOSTO DE 1770, E IMPRESA POR W. PINE, EN BRISTOL
“Ten cuidado de tu doctrina” “Dijimos en 1744, ‘Nos hemos inclinado demasiado hacia el calvinismo [teología protestante]’. ¿En dónde? 1. Con respecto a la fidelidad del hombre. Nuestro Señor mismo nos enseñó a usar la expresión. Y nunca debemos avergonzarnos de eso. Debemos constantemente afirmar, basados en su autoridad, que si un hombre no es “fiel en las riquezas injustas”, Dios no “le dará las verdaderas riquezas”. 2. Con respecto a trabajar para la vida. Esto también nuestro Señor nos lo ha mandado expresamente. ‘”abaja”, Ergazesqe, literalmente “trabaja por la comida que a vida eterna permanece”. Y de hecho cada creyente, hasta que venga a la gloria, trabaja para así como desde la vida. 3. Hemos recibido esto como una máxima, que “el hombre no hace nada para la justificación”. Nada puede ser más falso. Quienquiera que desee encontrar favor con Dios, debe, “dejar de hacer lo malo, y aprender a hacer el bien”. Quienquiera que se arrepiente, debe hacer “obras dignas de arrepentimiento’. Si esto no es para encontrar favor, ¿qué hace él por ellos?
Revisar todo el asunto.
1. ¿Quién de nosotros es ahora acepto a Dios? “El que ahora cree en Cristo, con un amoroso corazón obediente“. 2. ¿Pero quién entre aquellos que nunca oyeron de Cristo? “Él que temió a Dios, y obró justicia de acuerdo a luz que tenía”. 3. ¿Esto es lo mismo que “aquél que es sincero”? Casi, si no totalmente. 4. ¿No es esto “salvación por obras”? “No por los méritos de las obras, sino por las obras como una condición”. 5. ¿Entonces acerca de qué hemos estado disputando por estos treinta años? Me temo que, acerca de palabras. 6. En cuanto al mérito en sí mismo, del cual hemos estado tan terriblemente atemorizados: somos recompensados de acuerdo a nuestras obras, sí, por nuestras obras. ¿Cómo difiere esto de secundum merita operum, ‘como nuestras obras merecen’? ¿Puedes partir en dos este cabello? Yo dudo, yo no puedo. 7. La gran objeción a una de las proposiciones anteriores es sacada de lo práctico. Dios de hecho justifica a aquellos quienes por su propia confesión, ‘ni temen a Dios ni obraron justicia’. ¿Es esto una excepción a la regla general? Está en duda si Dios de algún modo hace alguna excepción. Pero ¿cómo estamos seguros que la persona en cuestión nunca “temió a Dios y obró justicia”? Su propio dicho no es una prueba: pues nosotros sabemos cómo todos los que son convencidos de pecado se menosprecian a sí mismos en cada aspecto. 8. ¿No tiende a despistar a los hombres el hablar de un estado o santificado? Casi naturalmente, guiándolos a confiar en lo que fue hecho en un único momento. Por cuanto estamos a cada hora y en cada momento agradando o desagradando a Dios, de acuerdo a nuestras obras: de acuerdo a la totalidad de nuestro temperamento interno y nuestra conducta externa.
Aunque Wesley se rectificó, era demasiado tarde. Sus enseñanzas anteriores ya habían hecho su daño, y finalmente te abrirían camino hacia el segundo gran despertar, hasta que produjeron una doctrina mutada llamada “evidencia inicial”.
7. ¿Por qué los movimientos carismáticos sostienen los “dones del Espíritu Santo”, y todas las experiencias que van junto con eso, como la doctrina central de su teología?
Para encontrar la respuesta necesitamos simplemente regresar a su fundador, Wesley. Note la percepción de Wesley acerca de la fe, la cual él describe como 1) un extraño calor en el corazón, 2) que él confió en Cristo para salvación, 3) una seguridad de que sus pecados fueron perdonados.
Wesley relata que él experimentó estos sentimientos después de haber escuchado acerca del cambio que Dios (es decir, el Espíritu Santo) hace en el corazón por la Fe. Si continuamos siguiéndole el rastro a toda esta teología encontramos la enseñanza de Lutero acerca de la justificación por la Fe al final del camino. De hecho, fue durante la lectura de un escrito de Lutero que Wesley tuvo su experiencia.
Cuando comparamos la “experiencia de salvación” de Wesley con la de Lutero, podemos entender por qué Wesley creyó y enseñó lo que hizo. La experiencia de salvación que Wesley tuvo en Aldersgate es similar al propio testimonio de Lutero, en que Wesley sintió su corazón calentado, sintió que él confió en Cristo, le fue dada una seguridad de que sus pecados fueron perdonados.
Del mismo modo en que Lutero entendió la justicia de Dios, Wesley vio que un hombre justo vive por la fe; él entendió que los Evangelios han de ser tomados pasivamente; y entendió que un hombre es justificado por fe y no por obras. Cuando comprendió esto, él se sintió nacido de nuevo.
Estos sentimientos que Wesley y Lutero describen eran la afirmación de que ellos habían nacido de nuevo y fueron perdonados. Y para Wesley, lo que él mismo describió era la evidencia de que Dios (es decir, el Espíritu Santo) había trabajado en su propio corazón. Sin embargo, a diferencia de Lutero, Wesley buscó una experiencia adicional a la cual él comúnmente se refería como la santificación o Bautismo del Espíritu. Aunque Wesley enseñó la santificación, él mismo nunca la experimentó.
Las ideas de Wesley acerca de la santificación serían más tarde trasladadas a la doctrina pentecostal de la “evidencia inicial”. Básicamente esta doctrina es el cumplimiento de la nunca experimentada enseñanza de Wesley sobre la santificación. Esta doctrina se estableció para determinar si un individuo ha sido o no santificado y lleno con el Espíritu Santo. (Fuente: http://en.wikipedia. org/wiki/ Charles_Parham)
¿Cómo sabe uno que ha sido santificado? Bueno, así como Lutero y Wesley sintieron que fueron justificados, aquellos que fueron santificados realmente lo sienten. Aquí está un extracto del libro “Las pequeñas sectas de América”. Este libro describe los comienzos del movimiento carismático en uno de los más grandes avivamientos americanos, el avivamiento Cane River:
“En este movimiento apareció cierto fenómeno único entre el automatismo motor. (Movimientos neuromusculares del cuerpo humano coordinados por la acción de la mente y que se ejecutan inconscientemente). Uno de estos fenómenos fue la Risa Santa. Otro fue el de los “ladridos”: los devotos caían en sus cuatro extremidades, formando un grupo reunido al pie de un árbol ladrando y crujiendo como perros. Este ejercicio fue llamado arrinconar al diablo.
El más extremo y notable de todos estos paroxismos fue el famoso “Jerks” (Sacudidas). El ataque apoplético era experimentado por grandes números. La víctima se sacudía en cada articulación, el cuerpo era violentamente doblado en dos, la cabeza se tiraba hacia adelante y hacia atrás de un lado a otro con gran rapidez. El cuerpo caía al suelo donde saltaba de un lugar a otro como una bola, o los pies eran afectados y la víctima saltaba alrededor como una rana… p. 93”.
Como protestante en tu teología (tú podrías argüir que no lo eres, pero si tú crees en la justificación solamente por la fe, entonces lo eres por mérito) realmente no eres diferente a tu hermano pentecostal. ¿Por qué? Porque él está creyendo en la misma teología de salvación sentimentalmente orientada en la que tú crees.
En resumen, - la doctrina de la evidencia inicial es la mutación inevitable de la enseñanza luterana de la justificación por la fe. Hay serios errores, no solamente con las enseñanzas sobre la salvación de los movimientos pentecostales, sino también con todos los movimientos de salvación evangélicos y protestantes. Cada uno de estos grupos tiene sus raíces en Lutero y en la Doctrina de la Justificación por la Fe, una doctrina en la que se nos enseña a confiar en un sentimiento para nuestra salvación. Si nuestros sentimientos son la base para nuestra salvación, entonces mejor dejemos que los ladridos comiencen.
Para poner todo esto en un único pensamiento condensado. Yo simplemente diría que las enseñanzas de Lutero acerca de la salvación llevaron a la doctrina de la evidencia inicial. Lutero supo que él era salvo porque el experimentó un momento en el cual comprendió y entendió la salvación. Wesley supo que Dios había trabajado en su corazón porque él experimentó un momento en donde percibió que él confiaba en Cristo, y un sentimiento de seguridad le fue dado. De la misma manera, los movimientos carismáticos enseñan que la evidencia del Espíritu Santo es una experiencia intensa de sensaciones tales como hablar en lenguas o ser caer en el espíritu.
Antes de que Wesley partiera, reconoció que él enseñó un mensaje de salvación engañoso, un mensaje en cual los sentimientos en vez de las obras son la base para la salvación. Lutero enseñó que un hombre es justificado por las fe sin las obras. Casi tres siglos después, cuando Wesley llegó a la escena, él vio el “efecto secundario” (fall-out) de la enseñanza de la Justificación por la fe de Lutero. Cuando Wesley llegó a la escena, él reconoció que había una falta de santidad en las iglesias, y que gastó su vida entera combatiendo esto.
El problema es que Wesley (para arreglar las enseñanzas de Lutero) simplemente trató de añadir una experiencia adicional a la Justificación por la Fe de Lutero. Le tomó a Wesley casi toda su vida reconocer que eso no funcionaba - antes de morir reconoció que el problema no era solamente una falta de santidad; era el mismo evangelio que él estaba predicando. Wesley reconoció que el mensaje de la justificación por la fe era la razón por la cual las personas no estaban viviendo en santidad - pues ellos estaban confiando en una experiencia particular - un momento particular como la base para su salvación.
Creo que Wesley lo resumió tan claro como usted puede hacerlo; y no sé si yo pueda añadir algo a lo que él dice en el extracto mencionado anteriormente. Aún así, hay un comentario que me gustaría hacer. Wesley dijo que la “salvación no es por el mérito de las obras, sino por las obras como una condición”.
¿Qué quiere decir él con esto - no por los méritos de las obras sino condicionado por las obras? ¿Quiere esto decir que Wesley creía que la salvación está condicionada por nuestras obras/obediencia antes que pueda ser recibida? ¿Cómo más podríamos entenderlo? ¿Acaso esto no está en línea con 1 Juan 1.7: “Éste es el mensaje hemos oído de Él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él. Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”, y cientos de otras Escrituras cono éstas?
Es asombroso, Wesley en efecto reformó su mensaje antes de morir; de un mensaje en el cual enseñó a la gente a recibir justificación (ser salvo) y entonces caminar en obediencia, a un mensaje en el cual enseñó que uno debe obedecer antes de tener la salvación. Quizás Wesley reconoció que su primer mensaje, el mensaje de la justificación por la fe sólo engañaba a las personas. Piense en eso… ¿Por qué yo debería vivir una vida santa si ya he sido salvo? Si ya he sido salvo, entonces la santidad y la obediencia son solamente una actividad extracurricular. Cuando Wesley vio que eso no funcionaba, él tuvo que darse cuenta de que la salvación está condicionada por la respuesta obediente del hombre a Dios.
Lo triste de todo esto es que en el momento en que Wesley vio lo que sus enseñanzas estaban haciendo, éstas ya habían hecho su daño. Y por la época en que el Gran Despertar envolvió sus enseñanzas (de las cuales él se había retractado), estás se arraigaron en la teología evangélica, y en 1909 fueron llevadas al movimiento pentecostal, proveyendo el cimiento para la doctrina de la evidencia inicial. Y con esta doctrina la más engañosa afirmación acerca de la salvación fue hecha - que si tú has hablado, tu debes ser salvo, y no importa si eres un fornicario, adúltero o borracho, porque si tú hablas en lenguas es porque ¡tienes el Espíritu Santo! ¿Qué podría ser más engañoso? Murmura alguna jerigonza en la iglesia los domingos y eres cristiano… (Lea Hechos 5. 32).
La enseñanza pentecostal de la evidencia inicial no es realmente más que una forma exagerada del mensaje de la mayoría de los evangélicos y protestantes: confiar en una experiencia donde tú tienes “fe”. ¿Qué podría ser más engañoso? (Lea Juan 14). Pienso que el hermano Wesley, al hacer claros estos puntos, nos lleva a prestarle atención a nuestra doctrina, como él nos ha amonestado.

-Brian Gray
BRAIN GRAY

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